Máquinas expendedoras: ¿Cómo se posicionan en el marketing de experiencias?

En los últimos años, los cereales se han convertido en uno de los elementos de base para los nuevos tipos de negocios que aprovechan la nostalgia millennial. Los bares de cereales aparecieron primero como una curiosidad en Londres y luego se extendieron como la última moda por todo el mundo. Ahora, en este contexto la última incorporación ha sido una máquina expendedora de Kellogg’s que busca crear el bol de cereales perfecto.

¿Existe realmente este bol de cereales perfecto? esta pregunta es un poco debatible, pero lo que parece claro es que los cereales tienen un elemento de conexión bastante poderoso con el público, y es una tendencia que las empresas de la industria están aprovechando. Como hemos mencionado anteriormente, la última vía para hacerlo es una máquina expendedora, la Kellogg’s Bot, que ha sido colocada en la residencia de una universidad estadounidense. Se trata de un producto Chowbotics, una compañía de máquinas expendedoras propiedad de DoorDash.

Este servicio ofrece cuencos de cereales personalizados a gusto del consumidor, introduciendo además de cereales diferentes toppings y elementos añadidos. La máquina usa la misma tecnología que los robots que crean ensaladas, pero aplicado a los cereales y ofrece productos que van de los 3 a los 6.50 dólares por servicio.

La clave para comprender de dónde viene esta máquina y por qué puede tener éxito no está en su necesidad sino en lo que permite conseguir. Si esta máquina llega a funcionar lo hará porque sirve una experiencia y porque lo hace además a gusto del consumidor.

Las máquinas expendedoras en el mundo del marketing experiencial 

Al fin y al cabo, las máquinas expendedoras funcionan porque permiten dar servicios de manera continuada y de forma rápida, pero también, y esto es fundamental en no pocos casos, porque permiten crear experiencias nuevas y llaman la atención del consumidor. Son no solo un servicio, sino también un activo poderoso de marketing. Un poderoso ejemplo de esto se sitúa en los años 30 en España, con los bares automáticos. La idea era que el consumidor podía comprar rápidamente las cosas porque todo era servido por máquinas que se pagaban por fichas, pero al final lo que hacían era más crear experiencias que dar servicio a personas que iban a toda prisa.

Pero no es necesario irse tan lejos para ver cómo las maquinas son un activo potente en términos de marketing de las experiencias. Coca Cola lleva haciéndolo años, sus máquinas expendedoras se han convertido en no pocas ocasiones en activos para el marketing de experiencias, y, después, para el marketing viral.

Así, ha creado máquinas que potencian el reciclaje, máquinas que funcionan como empatía transfronteriza o aquellas que solo dan refrescos si se las abraza. Son solo unos pocos ejemplos en una larga trayectoria de acciones de todo tipo.

Además, los avances de la tecnología y las oportunidades que trae su aplicación han hecho que las máquinas se vuelven mucho más sofisticadas. La personalización de productos es más fácil que nunca y hacer que cada máquina se convierta en una pasarela para algo único para cada consumidor más factible.

La crisis del coronavrius y la necesidad de experiencias sin contacto han incluso acelerado patrones y hecho más visible el potencial de los servicios automáticos.

Cuando hablamos de marketing experiencial nos estamos refiriendo a esta estrategia o filosofía que consiste en crear experiencias para conseguir llegar al cliente de forma creativa y memorable, consiguiendo crear vínculos emocionales entre consumidores y marcas. En EUDE Digital te damos la oportunidad con nuestro Máster en Marketing Digital de adquirir los conocimientos y habilidades, así como conocer las últimas tendencias de un sector en continúa evolución.