Smowl, la aplicación que permite vigilar en exámenes virtuales

La crisis del coronavirus ha obligado a los centros educativos a evaluar con exámenes virtuales a sus alumnos. Pero ¿cómo se llevan a cabo?¿cómo se pueden fiar de los alumnos?. 

El sueño de todo estudiante es una suspensión inesperada de sus exámenes. No tener que sufrir estudiando, no tener que pasar por el estrés que exigen muchas pruebas…pero los sueños a veces se pueden hacer realidad. Debido a la crisis provocada por el covid-19, las universidades han preparado diferentes sistemas con los que examinar a los alumnos en sus exámenes finales. Como se tratan de centros de educación superior, no hay ninguna norma común para ellas, sino que cada centro elige cómo hacerlo y con qué herramientas.

Independientemente de la metodología escogida, la tecnología forma parte del proceso en mayor o menor medida. En algunas ocasiones solo se ha utilizado para poder realizar el examen a distancia, y en otras para tener vigilado al alumno y evitar que haga trampas. Desde EUDE Digital hemos decidido analizar Smowl, una herramienta de proctoring que utiliza reconocimiento facial e inteligencia artificial para verificar la identidad del alumno y monitorizar su actividad durante un examen.

¿Cómo funciona Smowl?

El primer paso que tiene que hacer el alumno es registrarse y hacerse tres fotografías con la cámara del ordenador. Al hacérselas, el sistema le pide que se asegure de aparecer en el centro de un recuadro, que su cara esté visible y no a contraluz, y que evite llevar accesorios que tapen sus rostro como gorras o bufandas. Estas imágenes serán utilizadas posteriormente para verificar su identidad durante el examen. Una vez que empieza a realizar la prueba, el estudiante debe permitir al sistema el acceso a cámara y al audio en todo momento.

A continuación, en un lateral de la pantalla, aparece un recuadro en el que se ve la imagen que capta y se le indica al alumno que está siendo grabado. En realidad, este programa no graba al alumno, lo que hace es capturar diferentes fotografías de él y de la actividad que realiza. Esto se hace así, porque grabar todos los exámenes virtuales  en vídeo dificultaría la escalabilidad de la solución.

La calidad de cada prueba y las herramientas a utilizar será valorada en cada universidad, ya que en muchas de ellas cada profesor tiene libertad de cátedra para realizarlo a su manera. La calidad de los métodos tecnológicos sí que se puede medir un poco más, sobre todo después de que algunos se hayan considerado más intrusivos y hayan generado alguna que otra protesta.

Ante esta situación, el responsable del tratamiento de datos es la universidad y la elección del proveedor es importante. Cualquier tipo de grabación o información personal del alumno usado durante el examen debe guardarse de manera que no pueda difundirse. Esto pasa por establecer acuerdos seguros con los proveedores de servicios (Google, Microsoft, Smowl, etc) y que no se corra el riesgo de que se usen para otros fines.

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